domingo, 9 de mayo de 2010

Mujeres y Alquimia

En la mayoría de los casos la relación mujer-alquimia está más cerca de un concepto extático que de la pura realidad operativa. Al parecer ha gustado mucho el arquetipo de la Sorror Mística, esa Lorenzana Feliciani compañera del Conde Cagliostro, que nos limita a ser inspiradoras y apoyo espiritual del hombre alquimista. Así, cuando el comentarista ocasional abre el "Mutus Liber" y ve trabajando a una señora, no puede dejar de citar esa endemoniada expresión, "Sorror Mística", a pesar de que se la ve siempre remangada, totalmente metida en faena y tratando de igual a igual a su acompañante. Se nos ha marcado con un caracter de musa que, en mi opinión, sólo es acertado en casos muy concretos. Suele hablarse mucho de la buena Perenelle, mujer de Nicolás Flamel, haciendo de ella el paradigma de la compañera espiritual. Nada más lejos de la realidad. Hoy sabemos que la boda del célebre escribano de París fue atada por la conveniencia. Los documentos notariales demuestran que Flamel luchó hasta el final por el testamento de su mujer (ella venía de dos matrimonios anteriores que la habían colocado en una situación acomodada). Ya en el lecho de muerte y apenas cuatro días antes de morir redactó, debido en gran parte a la influéncia de su confesor particular, el codicilo final que hizo favorecido único a su marido. Para comprender la feliz vida de la pareja basta decir que Perenelle le desheredó durante largo tiempo en beneficio de sus familiares más próximos, una hermana y varios sobrinos. Desde luego la relación entre ambos no tiene nada que ver con el himeneo idílico que sostiene la Tradición Hermética.



La conclusión a la que quiero llegar con todo lo antedicho es que el concepto "Sorror Mística" surge en una ciencia que es indudablemente de hombres, que tiene una conciencia evidentemente machista, y donde el vículo mujer-alquimia se ha querido sustituír por el de mujer-hombre alquimista. Es evidente que el papel habitualmente pasivo al que hemos sido relegadas las mujeres dentro del desarrollo científico europeo hasta bien entrado el siglo XX ha tenido fiel reflejo en el llamado Arte Hermético, que ha preferido la imagen de las flores piadosas a la de las grandes sabias y maestras prácticas.



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