sábado, 7 de noviembre de 2009

La violencia de género. Artículo para el profesorado


Una declaración hecha por lo Organización de Naciones Unidas en 1980 dice: "La violencia contra la mujer es el crimen encubierto más numeroso del mundo". En el año 2008hubo 84 mujeres asesinadas por sus maridos, compañeros, novios o excompañeros.... Las denuncias por malos tratos fueron más de 50.000 y las estadísticas dicen que las mujer maltratada soporta esa situación como mínimo 10 años antes de hacer la primera denuncia.



En la mayor parte de los casos esta violencia física ha empezado por insultos, humillaciones, amenazas... y en muchas ocasiones se inician ya en las primeras relaciones, entre adolescentes, por lo que es muy necesario trabajar el tema con el alumnado para qu puedan detectar desde el comienzo el trato desigual y violento, y puedan evitarlo.


Es necesario tomar conciencia de esta situación, analizar las causas que la generan y buscar soluciones. Las causas debemos buscarlas en las profundidades de nuestras culturas y religiones androcéntricas, que defienden la superioridad del hombre.


Nuestro ilustrado Rousseau (S. XVIII) decía que "La mujer está hecha para obedecer al hombre; debe aprender a sufrir injusticias y a aguantar tiranías de un esposo cruel , sin protestar". Frases similares podemos encontrar sin esfuerzo a lo largo de nuestra historia. Los valores que tradicionalmente se han asignado a la mujer (sensibilidad, comprensión, capacidad de sufrimiento, abnegación, sacrificio por los hijos...) son de todos conocidos. Estos roles y estereotipos, aceptados durante generaciones, han llevado a posturas de sumisión y dependencia por parte de las mujeres y han contribuido a mantener esa situación de desigualdad y de inferioridad.


Las agresiones no se dan sólo en ambientes marginales o de pobreza. Están en todas clases sociales, en todos los niveles culturales y económicos, en gran parte de las manifestaciones de nuestra cultura. Y están en las relaciones de nuestro alumnado. De ahí la necesidad de abordarlo, no sólo para que conozcan el problema y lo rechacen; tienen que detectar en sus propias relaciones cualquier señal de dominación, de control, de violencia psicológica. Hay que ayudarlos y ayudarlas a ser libres.



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