lunes, 7 de junio de 2010

EL BURKA CONTRA OCCIDENTE


Ni tontos ni marxistas, ahora que llega el Mundial, hagamos la crónica del partido Burka contra Occidente. Tácticas y alineaciones.
Por el equipo Burka juega el tapadismo como sistema integral y concepto de vida, lo que deja en el banquillo el lenguaje de modas y de supuestas libertades. No seamos frívolos. ¿De qué moda hablamos, cuando se trata de un hábito que una sociedad impone a las mujeres?, ¿de qué derecho o libertad hablamos? Cierto que el tapadismo se mide en grados y tantos por ciento de superficie mujer tapada: desde el pañuelo hasta el burka, pasando por chadores y otros mantos, saltan las diferencias. Pero llamar libertad a esa escala de tapados es negar lo principal: el tapado en sí, la ocultación por sistema de la mujer, tapado que empieza en las niñas con la primera regla y obliga a las muchachas de por vida; tapado que se hace pauta en botones y escotes y que incluye una esperanza de boda y de sexualidad distintas para hembras y para varones; tapadismo que incluye poligamia y malos tratos, aunque los varones resulten monógamos y buenos esposos. Decir que la muchacha se tapa pero menos, es igual que decir “mi marido me pega, pero no mucho” o como el personaje de Tres sombreros de copa que iba a casarse “pero poco”. Entre las lecturas secundarias que cabe hacer del tapado están la coquetería, la identificación religiosa, cultural o feminista, caso de mujeres militantes que van tapadas. A todas ellas habría que decirles que a quién quieren engañar, que mil feministas con burka por gusto no anulan una sola tapada a la fuerza por un mundo macho.
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Por Daniel Lebrato

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